En la valoración de una disminución brusca de la agudeza visual debemos partir de determinar si esa disminución es real o si mejora con el agujero estenopeico y se trata de un defecto de refracción, un problema de irregularidad corneal o de opacidad de medios, como ocurre en la catarata. Posteriormente pasaremos a valorar si esta disminución se acompaña de dolor y enrojecimiento ocular o si se trata de un ojo no doloroso.